jueves, enero 28, 2010

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pasan soles y lunas
la lluvia y los luceros por las noches
el olor del café abrazando el aire
y cada mañana
dos ausencias me sonrien desde un retrato
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claudia
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"...Pero cuando nada subsiste ya de un pasado antiguo, cuando han muerto los seres y se han derrumbado las cosas, solos, más frágiles, más vivos, más inmateriales, más persistentes y más fieles que nunca, el olor y el sabor perduran mucho más, y recuerdan, y aguardan, y esperan, sobre las ruinas de todo, y soportan sin doblegarse en su impalpable gotita el edificio enorme del recuerdo."



Marcel Proust

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Para ellos

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blog de escritos, poesías y poemas por claudia

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miércoles, enero 13, 2010

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En Juby crié gacelas. Todos allí criábamos gacelas. las encerrábamos en un espacio cerrado, al aire libre, porque las gacelas necesitan el agua corriente de los vientos y no existe nada que sea más frágil que ellas.
Capturadas jóvenes, viven y comen en la mano. Se dejan acariciar y hunden su hocico húmedo en el hueco de la palma de la mano. Se las cree domesticadas. Se cree que están a salvo del pesar desconocido que consume en silencio a las gacela y les depara la más dulce de las muertes...
Pero llega el día en que se las encuentra empujando con sus cuernecitos contra el cerco, en dirección al desierto...Están magnetizadas. No saben que huyen; vienen a beber la leche que les traen, se dejan acariciar, hunden más tiernamente aún el hocico en la palma. Pero, ni bien se las deja, permanecen allí sin intentar siquiera luchar contra la barrera, sino simplemente presionando contra ella, la nuca baja, con sus pequeños cuernos hasta morir.
¿Será la época de los amores, o la mera necesidad de galopar hasta perder el aliento? Lo ignoran. Cuando las capturaron, sus ojos aún no se habían abierto. Nada conocen de la libertad de las arenas o del olor del macho. Lo que buscan es la extensión que las consumará. Quieren ser gacelas y bailar su danza. Quieren conocer la fuga rectilínea a ciento treinta kilómetros por hora, cortada de bruscos saltos, como si, de un lado al otro, escapasen llamaradas de la arena
¡Poco importan los chacales, si la verdad de las gacelas es saborear el miedo que las obliga a superarse, y logra de ellas las mejores acrobacias!
¡Qué importa el león, si la verdad de las gacelas es ser destrozadas a zarpazos bajo el sol!
Ustedes las miran y piensan: tienen nostalgia...

La nostalgia es el deseo de no se sabe qué.

El objeto del deseo existe, pero no hay palabras para expresarlo.




Y a nosotros ¿qué nos falta?




(Antoine de Saint-Exupèry)


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