jueves, marzo 24, 2011






                                                                          

  
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Y entonces llegó la nieve, y después de la nieve vino la helada. Las calles parecían cubiertas de plata, ¡eran tan brillantes y pulidas!...; grandes témpanos como dagas de cristal colgaban de los aleros de las 
casas, toda la gente iba envuelta en pieles, y los niños llevaban gorros rojos y patinaban sobre el hielo.


La pobre golondrinita tenía frío, cada vez más frío, pero no quería abandonar al Príncipe; ¡era muy grande su amor por él! Picoteaba las migajas en la puerta de la panadería, cuando su dueño no se daba 
cuenta y trataba de calentarse, batiendo sus alas.


Pero al fin comprendió que iba a morir. Tuvo suficientes fuerzas para volar de nuevo hasta el hombro del Príncipe.


-"Adiós, querido Príncipe" -murmuró-. "¿Me permites besar tu mano?"


-"Me alegra que puedas por fin regresar a Egipto, golondrinita" -contestó el Príncipe-. "Ya has estado demasiado tiempo aquí; pero tienes que besarme en los labios, porque te amo."


-"No es a Egipto a donde voy" -dijo la golondrina-. "Voy a la Casa de la Muerte. La Muerte es la hermana del sueño, ¿no es verdad?"


Y besó al Príncipe Feliz en los labios. Y cayó muerta a sus pies. En ese momento un sonido extraño se oyó en el interior de la estatua, como si algo se hubiese quebrado. El hecho es que el corazón de plomo se había partido en dos. Estaba cayendo una terrible helada.


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(a pesar del frío que pueda sentir, yo no abandono lo que amo..)


El príncipe feliz - Oscar Wilde (fragmento)


Blog de escritos, poesías y poemas por claudia