A veces te ves al espejo y la imagen ya no corresponde;
y lo peor es que no encuentras el fin de la mirada,
y que ni siquiera el espejo es capaz de reflejarla.
Entonces los años no corresponden
ni el cansancio, corresponde,
ni la ceguera instantánea,
ni el hierro que cruje,
y que luego se derrite...
No corresponde nada,
nada,
más que unas canas de nostalgia.
blog de escritos poesías y poemas por claudia